La naturaleza en sí, es exuberante.
Cada vez que la mano del hombre interviene,
ella se intimida, se retrae y se contrae.
En cuarentena, mi pequeño jardín
crece con ánimo y en desorden.
La maleza está encantada
y asoma su cabeza donde le plazca.
Que dolor me da controlarla
y es que el espacio,
no da para orgías.
Yvette Ruben
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